¿Y si Cataluña se reunificara hoy?

La cuestión catalana sigue siendo noticia hoy. Como demostró la crisis de 2017 tras la organización de un referéndum de independencia rechazado por el Tribunal Constitucional español, un auténtico deseo de emancipación, en España como en Francia, anima a una parte importante de la población de este territorio.

Sin consideraciones políticas, parece pues pertinente interesarse por lo que sería hoy esta región que ha marcado la historia de la Península Ibérica y más ampliamente de Europa (según lo que fue el Principado de Cataluña entre 1349 y 1640).

En total, dicho territorio incluye los 32.108 km² de la provincia española y los 4.116 km² del departamento pirenaico, a los que hay que restar los 438 km² de Fenolleda, lo que da un total de 35.786 km². Por tanto, Cataluña no sería un estado especialmente grande, comparable en tamaño a Guinea-Bissau, que representa apenas en torno al 0,02% de la superficie total del planeta. Sería, por tanto, el centésimo trigésimo octavo país más grande del mundo, y el vigésimo noveno de Europa.

Mismo razonamiento para la población: 7.660.530 + 482.765 - 11.425 habitantes. Esto da una población total del país de 8.131.870 habitantes. Debido a una densidad superior a la media mundial y continental, la clasificación de Cataluña es ligeramente superior: vigésima de Europa, centésima tercera del mundo. También es relevante observar la distribución de la población en el territorio...

Como era de esperar en un país así, la mayor parte de la población se concentraría en la costa, siendo el interior y los Pirineos menos atractivos y, por tanto, menos densamente poblados. Además, la mayor parte de esta población se concentraría en torno a la gran metrópoli de Barcelona: el 20,6% de la población se concentraría en la ciudad, el 39,8% en su área urbana e incluso el 59,6% en su región urbana. En otras palabras, la región estaría muy polarizada desde el punto de vista demográfico.

El hecho de que Cataluña es el corazón económico de España se utiliza a menudo como argumento a favor de la independencia. Esta dimensión es, por tanto, central. Se dice que el PIB del país asciende a más de 242.000 millones de euros, justo por debajo del de otro país ibérico con una superficie y una población mucho mayores: Portugal. Por tanto, la economía del país contaría a nivel europeo e incluso mundial, sobre todo porque muy probablemente se incluiría en el espacio Schengen, y eventualmente en la Unión Europea, si las hostiles presiones españolas y francesas no se hicieran sentir con demasiada fuerza. Una vez más, Barcelona se llevaría gran parte de este sector.

Se calcula que el PIB per cápita ronda los 29.759, cifra cercana pero inferior a la de España y Francia. Sin embargo, la Cataluña unificada estaría lejos de ser pobre, situándose como el trigésimo séptimo país más rico per cápita del mundo.

La tasa de desempleo se estima en un 9,49%, ligeramente superior a las medias de Francia y la Unión Europea (6,9% y 7,2% respectivamente), pero muy inferior a la de España (15,8%).

En cuanto a la etnia, ni Francia ni España recogen estadísticas étnicas, por lo que pueda decirse al respecto son sólo conjeturas. Sin embargo, parece plausible que la mayoría de los habitantes de una Cataluña unificada pertenecerían a la etnia catalana. Por supuesto, también estarían presentes otros grupos minoritarios, en particular los occitanos (con el Valle de Arán y el norte del Rosellón, con su frontera con Fenolleda), pero también los gitanos, numerosos en la parte española del territorio y cuyo caso casi único de sedentarización de este grupo en Perpiñán es bien conocido.

El caso de las religiones es más interesante, sobre todo porque los datos disponibles al respecto son más precisos. Como era de esperar, los católicos, casi igual en número de las dos partes del territorio, son mayoría y representan algo más del 58% de la población. Es divertido observar que mientras los Pirineos Orientales se sitúan ligeramente por encima de la media francesa en este aspecto (64%), la Cataluña española se encuentra muy por debajo del resto de España, siendo la comunidad autónoma menos católica después del País Vasco. Aunque los Pirineos Orientales forman ahora parte de un Estado laico, podría plantearse la cuestión de oficializar el catolicismo como religión de Estado.

Hay que señalar que la mayoría de la población está afiliada a una de las tres grandes religiones monoteístas, o a una espiritualidad no religiosa o incluso atea, ya que los politeísmos casi no están representados en el país. Así, el 7% de los catalanes son musulmanes, el 2,4% protestantes y algo menos del 1% judíos u ortodoxos. Los sin religión en sentido amplio (ateos, no creyentes, agnósticos, deístas, etc.) representan no menos del 30% de la población.

Este criterio es central, ya que es invocado a menudo por los partidarios de una Cataluña reunificada. Sin embargo, las cosas son un poco más complejas de lo que se suele presentar. En efecto, las políticas de los Estados francés y español han sido muy diferentes en este tema desde el siglo XIX, de modo que la situación de la lengua catalana es muy distinta en las dos partes del territorio hoy en día. En Cataluña española, el 38,5% de la población habla catalán como lengua materna, frente a sólo el 8,5% en el Rosellón. Además, en ambas partes, la lengua dominante seguiría siendo la del Estado al que ahora pertenecen estos territorios: el castellano para España y el francés para Francia. Empero, dado que el catalán es más hablado como lengua materna que el castellano en los Pirineos Orientales, así como el catalán en comparación con el francés en la Cataluña del Sur, el catalán sería elegido con toda seguridad como lengua oficial del país.

En total, el castellano seguiría siendo la lengua materna más extendida, e incluso mayoritaria, al ser hablada por casi el 55% de la población como primer idioma. Le seguirían el catalán, con un 31,6%, y el francés, con alrededor del 5%. El resto correspondería tanto a lenguas minoritarias locales, sobre todo el aranés y el occitano, como a lenguas "importadas" a la región, como el árabe.

A modo de conclusión, cabe señalar que, a pesar de estas diversas observaciones, una unificación de Cataluña parece hoy muy improbable y ni siquiera deseable. Como hemos visto, el país podría pesar en la geopolítica europea y mundial, mucho más que otros Estados actualmente independientes, y existe un vínculo histórico y cultural real entre estos dos territorios, pero parecen demasiado integrados con Francia y España para separarse. Este aislamiento ha tenido incluso consecuencias en los elementos comunes que comparten: hoy en día, aunque a la inmensa mayoría de los lingüistas no les interese el caso, sería más correcto hablar de lenguas catalanas que de lengua catalana. De hecho, aunque pueden entenderse, desde el Tratado de los Pirineos, los Catalanes del Norte y del Sur han desarrollado su propia variante, su propio dialecto del catalán.

Antes de dejarles, me gustaría señalar que, como probablemente ya habrán notado, este blog se basa en una serie de blogs en inglés de BigGeographyGuy. Vaya y eche un vistazo, ¡estas publicaciones son excelentes! Por último, mi más sincero agradecimiento a cathlete, organizador de la Competición de Bloguear en Español, por motivarme a escribir esta publicación.

Espero que les haya gustado y gracias por leerla. ¡Larga vida al castellano, a la sección JetPunk hispanohablante y a Cataluña!